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LA LEY DE LA DERECHA EN

El Protocolo en la calle, en las escaleras, ascensores, embarcaciones, coches, aviones.

La Ley de la derecha.
Los cortejos,
las celebraciones,
Los discursos,
Los himnos.


La Ley de la Derecha

Hay una larga tradición que establece “la derecha” como lugar de privilegio. “Y está sentado a la diestra de Dios Padre...” dicen las Sagradas Escrituras, por ejemplo.

Las culturas más antiguas han considerado la derecha como una posición destacada y tal vez porque la gran mayoría de la especie humana es diestra, esta orientación se consideró como una señal favorable para los designios de los oráculos, y todo lo que indicaba lo contrario era presagio “siniestro”.

El mito ha permanecido y se ha incorporado en distintos órdenes de la vida cotidiana.
El Ceremonial también ha adoptado este criterio de preferencia y la “Ley de la Derecha”, que jerarquiza esta posición, determina como regla básica que el sitio de honor está la derecha de la persona que preside un acto, una ceremonia o una recepción.

De esta forma, se ubica al invitado de honor o a la persona de mayor jerarquía a la derecha del anfitrión o de quien preside el evento, ya sea en un salón, una tribuna, un palco o una mesa.

El observador lo verá a su izquierda porque la derecha para el Ceremonial se considera desde el punto de interés, y en este caso es la posición de las autoridades.                               

 

En el Orden Lateral, cuando las personas están paradas o caminan en una misma línea, si son dos (u otro número par), deben considerar como sitio de preferencia la derecha, teniendo en cuenta el sentido de la marcha; de modo que las personas de menor categoría se ubicarán por precedencia a la izquierda del más importante.

Con este mismo criterio el anfitrión cede la derecha a su invitado ya sea que se desplacen, estén de pie o sentados.

          Sentido de la marcha              Sentido de la marcha o de la posición                    

 

La Excepción –en el orden oficial- puede observarse cuando el Presidente de la Nación pasa revista a las tropas y la formación se ha ubicado sobre la izquierda del Presidente; durante el trayecto el Primer Mandatario quedará a la izquierda de la autoridad militar que lo acompaña en esta ceremonia.

Del mismo modo ocurre cuando se rinden honores militares a un presidente que visita el país.

En estos casos, el Presidente anfitrión ofrece la derecha al Presidente invitado, pero la ubicación del homenajeado dependerá del lugar en que se haya ubicado la formación pues el que pasa revista debe estar del lado más cercano a la tropa.

Si estas se encuentran sobre la izquierda, el Presidente invitado deberá caminar a la izquierda de su anfitrión.

Si el número de personas es impar, el centro lo ocupa el anfitrión o la mayor jerarquía; el invitado de honor, o el Nº 1 en la  precedencia se ubica a la derecha y el que le sigue (Nº 2 en el listado), a la izquierda; cuando hay más personas se continúa con el mismo criterio, a derecha e izquierda, siguiendo el orden de precedencia.

En los cortejos que caminan por la calle, por una plaza o un lugar abierto, el personaje de mayor rango camina en el centro de la primera línea. Por ejemplo, cuando el Presidente de la Nación y sus ministros se desplazan en un corto trayecto, hacia un palco o una tribuna.

En estas situaciones se sugiere formar la primera línea con un número impar de personas y si es posible, no más de cinco.

Esta regla se aplica tanto para los desplazamientos como para las ubicaciones en una mesa presidencial, en un estrado o en un palco.

Sentido de la marcha

Aunque el lugar de honor es la derecha del anfitrión o de la máxima autoridad donde se desarrolla una ceremonia, en algunas circunstancias dueño de casa puede ceder la presidencia de un evento si hay un invitado que supera sensiblemente su jerarquía; se lo invitará a ocupar el centro y el anfitrión se ubicará a su izquierda, y de esta forma ofrecerá también la derecha a su invitado.
 

Cuando la mayor jerarquía de una institución (el Presidente de la Nación, el Jefe de una unidad militar o el director de una empresa) está presente en un acto rodeado de sus subordinados, preside el acto, ocupa el centro o el lugar de honor que corresponda.

Al caminar o sentarse dará la derecha a quien le sigue en jerarquía y la izquierda al que le sigue en rango, pero en este caso, la derecha es el lugar que corresponde por precedencia y no debe interpretarse como una distinción especial.
 

También hay situaciones en las que el anfitrión comparte el centro con su invitado.

Un ejemplo habitual se observa cuando un
Jefe de Estado recibe a otro; el anfitrión se ubica a la izquierda del punto central y el invitado a la derecha.

En una mesa, en tribunas, palcos o estrados que se usan en los eventos las autoridades y los invitados especiales toman posición en la primera línea pero el centro queda reservado para el que preside la ceremonia, de modo que esa primera línea estará integrada por un número impar de autoridades, o un número par si se comparte el centro.

                       Escalera                    Escalera


El Orden Lineal, si las personas se desplazan una detrás de la otra, la de mayor jerarquía irá adelante seguida de las demás de acuerdo con el orden que les corresponda por precedencia.

Si hay necesidad de que un guía indique el camino, este iniciará la marcha, ubicado ligeramente sobre la izquierda del invitado más importante; de esta forma no le dará la espalda ni podrá interpretarse que se desplaza en el lugar de honor.

 

Sentido de la marcha

En el orden lineal también hay una excepción: si se trata de procesiones religiosas de iglesias cristianas, el Protocolo eclesiástico indica que el lugar de honor es el último del orden lineal. Por eso la más alta jerarquía cierra la procesión. 


 


En los desplazamientos por la calle, el lugar de preferencia es la derecha, en el sentido de la marcha; pero cuando se desplazan por la acera, el lado de la pared se reserva para el que tiene mayor jerarquía; es una tradición de cuando el peatón compartía la calle con los carruajes y el lado de la pared era más seguro.

Del mismo modo se ofrece este sitio cuando se cruzan dos personas que caminan en distinto sentido y se tiene en cuenta tanto la  jerarquía  como el  género y la edad, ya que las damas y las personas mayores reciben un tratamiento especial.


Si no hay ninguna diferencia, ceder la pared es una cortesía.


En las escaleras el lugar de preferencia es la derecha de acuerdo con el sentido de la marcha.

Si un caballero acompaña a una dama, ella sube primero y él lo hace un escalón más abajo;
al bajar se invierte el orden, y el caballero puede adelantarse un escalón para protegerla de cualquier accidente; si la escalera tiene forma de “caracol”, debe cederse siempre la parte más ancha de los escalones por ser menos riesgosa e incómoda.
 

En los ascensores, las personas de más jerarquía ingresan y salen de la cabina en primer término; pero si por razones de espacio no es posible cederles el paso, será necesario que los de inferior categoría salgan del ascensor y esperen en un costado para que pasen los primeros.

También se consideran con ese privilegio las damas, las personas de más edad y los niños.
 

En las embarcaciones: Generalmente, los reglamentos de Ceremonial Naval especifican que en una nave menor (una lancha, por ejemplo), la persona de mayor jerarquía embarcará última precedida por los de menor jerarquía.

Pero en cambio, al desembarcar lo hará en primer término.

En cambio, en una embarcación grande, subirá y descenderá en primer término.

Es la situación habitual cuando una alta autoridad naval utiliza una lancha para llegar hasta un barco de mayor calado anclado lejos del muelle; en estas situaciones es recomendable que algún subordinado suba antes a la lancha para ayudarlo a embarcar.
 

En los aviones, el lugar de preferencia es el asiento de la primera fila junto a la ventanilla derecha, en el sentido de la marcha.


 

Le sigue el asiento situado a la izquierda, y así hasta la ventanilla izquierda. Luego el orden continúa con el mismo criterio en las filas siguientes.
 

Los aviones presidenciales no suelen tener esta disposición porque generalmente están  especialmente acondicionados con áreas de trabajo y de descanso, de modo que habrá que analizar cada situación.

En cualquier caso, la autoridad de mayor rango sube última cuando el resto de la comitiva ya está ubicada, y desciende primero.

En los aviones que usan los ejecutivos, con capacidad para pocas personas, la más alta jerarquía sube y desciende primero.

Pero si viaja con un invitado especial, se le cede el lugar tanto al subir como al bajar de la nave.

 

En los automóviles, el lugar de honor es la derecha del asiento posterior y la izquierda le corresponde al dueño del auto, al funcionario que represente a la autoridad de menor rango o a quien actúe como anfitrión.

El invitado o la persona de más jerarquía es quien ingresa primero al vehículo, pero desciende en último término.

De esta forma, tanto al subir como al bajar nadie pasa delante de él y tampoco debe esperar en la acera a que bajen los otros ocupantes.

 

Es conveniente que viajen solo dos personas por auto, pero si se necesita ubicar una tercera, le corresponde el medio; si hubiera una cuarta persona, irá adelante con el chofer, pero siempre que su jerarquía sea sensiblemente inferior, de lo contrario es necesario disponer de otro automóvil.

Coche                  Coche

Si un caballero invita a un matrimonio, y un chofer conduce el auto, el invitado ocupa la derecha del asiento posterior, su esposa el medio y el anfitrión el espacio de la izquierda.

Pero si está presente su esposa -como anfitriona- debe sentarse sobre la ventanilla izquierda en tanto que su marido se ubica al lado del chofer.

En situaciones con menos rigor protocolar, cuando maneja el anfitrión, el invitado puede sentarse junto a él y las señoras en el asiento posterior.

Esta modalidad es la que más se ajusta a las reglas de cortesía que recomiendan la parte posterior por razones de seguridad.

 

La caravana de automóviles se organiza cuando es necesario desplazar un grupo de autoridades a un evento.

En estos casos siempre interviene el personal encargado de la seguridad para llevar un control de cada automóvil; se registra el número de patente, el nombre y la jerarquía de los ocupantes, el nombre del chofer –que deberá llevar una tarjeta de identificación- y se elige el itinerario más conveniente, dato que se mantiene en secreto por seguridad.

Media hora antes de la partida, la caravana debe estar armada según la precedencia, en orden decreciente, de modo que el automóvil que transportará a la máxima autoridad y al que le sigue en jerarquía encabece la comitiva.


 

En algunos casos se reemplaza la caravana por un solo vehículo y las autoridades invitadas se trasladan en ómnibus especiales con la capacidad necesaria según el número de funcionarios.

Esta modalidad se ha adoptado, con todas las medidas de seguridad necesarias, por ser un sistema de desplazamiento más práctico y más económico.                                     


Los discursos y los himnos

En algunos eventos -oficiales o privados- se incluyen discursos relacionados con el motivo que dio lugar a la reunión.


 

El maestro de ceremonias debe contar con un guión que incluya las palabras de apertura y de cierre; luego de exponer los motivos del evento y de mencionar a los que presiden el acto, debe anunciar a cada uno de los oradores; de acuerdo con el orden de precedencias, primero hablan los de menor jerarquía y cierra los discursos la persona de mayor rango.

En ocasiones, cuando el motivo del evento involucra los intereses de otro Estados y al acto concurren altos funcionarios de ese país, es habitual iniciarlo con los himnos nacionales.


 

En estos casos, en primer término se oirá el himno local y luego el himno extranjero.

Sin embargo, este criterio puede variar según el país y la ocasión; en España, por ejemplo, en la bienvenida que se le ofrece a un Primer mandatario uno de los honores consiste en oír primero el himno del invitado.

 

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