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El Ceremonial debe cumplir la difícil función de garantizar el orden correcto de las jerarquías para respetar la representatividad que se le reconoce a las posiciones de poder y a las funciones.
Por eso, hablar de Ceremonial es referirse a un método de organización, de orden y equilibrio en las relaciones. Significa planear y llevar a cabo correctamente, en todos sus detalles, el desarrollo de los rituales, eventos o ceremonias de la vida de relación, cualquiera sea el ámbito. Para esos objetivos, el Ceremonial cuenta con ciertas reglas establecidas por ley o impuestas por la tradición. Las normas protocolares tienen su origen en los usos de cortesía; son una larga tradición practicada en la actividad oficial y en la diplomática que se ha afianzado durante el siglo XX con el protagonismo que alcanzaron los organismos internacionales.
Hoy, los viajes de delegaciones, las reuniones internacionales, los congresos, las convenciones, las relaciones empresariales y el turismo son actividades frecuentes que requieren un marco normativo más práctico, más flexible, tanto en el orden interno como en el que se refiere a las relaciones entre países. El Ceremonial reconoce las jerarquías y le otorga a cada individuo la ubicación y el trato que le corresponde por su posición o por su rango dentro de cualquier estructura, oficial, privada, nacional o internacional.
Saludo Maorí (kiora) El Tratamiento: Es la forma correcta de dirigirse a las personas de acuerdo con la jerarquía, con el cargo que desempeñan o con el título que ostentan. El tratamiento ha sido siempre un título de cortesía que se otorga gentilmente al interlocutor y que favorece la comunicación entre las personas; los más frecuentes en el mundo de habla hispana eran “merced” y “señoría”.
Hoy, se utilizan distintas fórmulas; algunas se refieren al cargo o a la jerarquía, otras a la condición social o al título académico.
De la misma forma con respecto a quienes poseen un título nobiliario, puede optarse por este tratamiento o mencionar el título nobiliario correspondiente: Conde, Duque, Marqués, pero sin anteponer “señor” ni “señora”, ya que, tradicionalmente, solo la servidumbre se dirige a ellos de esa forma: “Señor Conde”, “señora Duquesa”. También en las distintas alternativas de la vida social las fórmulas de cortesía más corrientes son “señor” y “señora”; del mismo modo lo son en la esfera laboral para dirigirse a los superiores, pues significa reconocer y acatar la autoridad de un jefe.
En la monarquías, al Rey o al Emperador se les dice “Su Majestad” (S.M) y a los Príncipes, “Su Alteza” (S.A.) y “Su Alteza Real” (S.A.R.) cuando son príncipes herederos del trono; y si son Príncipes soberanos, “Su Alteza Serenísima” (S.A.S.). El tratamiento es similar para las damas de igual jerarquía. Los tratamientos de las altas autoridades de gobierno pueden diferir de un país a otro. En general, a los presidentes les corresponde el tratamiento de “Excelentísimo Señor” (Excmo. Sr.); a los ministros y secretarios del poder ejecutivo y a las altas autoridades del poder legislativo y judicial “Su Excelencia” (S.E./ S.Excia.); a los jueces “Su Señoría” (S.Sa.) y para las siguientes categorías suele usarse “Ilustrísimo Señor” (Ilmo. Sr.) y “Señoría”. En algunos países de América Latina ha entrando en desuso el tratamiento de Excelentísimo Señor Presidente; por ejemplo, la Argentina ha eliminado este tratamiento y lo ha reemplazado por el de “Señor Presidente”; como consecuencia, también se han eliminado en el orden interno los tratamientos de las demás autoridades nacionales (Excelencia o Señoría) y los cargos se mencionan anteponiéndole –solamente- la palabra “Señor”; por ejemplo: Señor Senador, Señor Diputado, Señor Embajador (para los embajadores argentinos), Señor Juez. Las instituciones militares se desenvuelven con mayor rigor en la aplicación de las normas, de modo que el tratamiento de “señor” adquiere todo su valor. En el ejército, cuando un subordinado se dirige a un superior, menciona también el grado anteponiendo el adjetivo posesivo “mi”; por ejemplo “mi capitán”; “mi coronel”; luego, puede continuar la conversación y usar el tratamiento de “señor”. En la Marina tampoco se usa el adjetivo posesivo “mi”, solamente se menciona la jerarquía, “Comandante” o “Almirante”; pero se debe tener en cuenta que los oficiales que han alcanzando los grados que van desde Capitán de Corbeta hasta Almirante reciben el nombre de “Comandante”. El tratamiento de “Su Excelencia” (S.E./S.Excia.), propio delos jefes de estado, ministros y altas autoridades del gobierno, es también el tratamiento para quienes tienen títulos de nobleza comprendidos entre el título de Duque y el de Barón.
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