Hoy nos podemos cruzar con un caballero por Via della Spiga con un traje cortado en Anderson & Sheppard de tres piezas en un azul oscuro y vistiendo unos Gatto de color.
A pesar de esto, todavía existen unas diferencias básicas entre ambos estilos.
Desde ya y para evitar posteriores reproches quiero pedir excusas por la posible generalización de las diferencias que a continuación expondremos dejando claro que hoy más que nunca se hace difícil encontrarlas.
Antes de entrar en ellas debemos destacar que el denominado British Style tiene toda una historia detrás mientras que el denominado Stile Italiano es algo reciente. Con total confianza podemos afirmar que Nápoles sin Savile Row no hubiera alcanzado las cotas de calidad y perfección con las que hoy cuentan sus principales sastrerías. Con esto quiero decir que, por más que pese a algunos, el estilo italiano proviene directamente del estilo británico.
Los italianos han adaptado el estilo clásico inglés a los nuevos tiempos y lo han estilizado; y en muchos casos, hay que reconocer, que con gran acierto. Los italianos visten para parecer atractivos. Hay un grado de exhibicionismo propio en el caballero italiano. Éste busca que le miren; quiere ser el blanco de las miradas tanto de ellas como de ellos. Su objetivo es que el traje le favorezca lo máximo posible. El dandi italiano busca destacar sobre el resto. El traje, la camisa, los zapatos representan para el caballero italiano, como lo podría hacer el coche, un determinado estatus. Por el contrario, el caballero británico no busca el aspecto sexy del traje. El gentleman inglés prefiere limitarse a vestir dentro de los parámetros que han sido los considerados los correctos a lo largo de décadas. Los ingleses persiguen la más que famosa discreción británica. Esto se aprecia si cabe más cuando hablamos de vestimenta formal. El gentleman británico sabe cómo y cuándo vestir un esmoquin o un chaqué. No nos resultará fácil encontrar a un caballero inglés, por ejemplo, vistiendo un esmoquin a las 3 de la tarde o vistiéndolo con corbata. Como acertadamente apunta Bernhard Roetzel, la vestimenta inglesa no peca de individualismo; su objetivo es respetar las normas establecidas incluso por generaciones anteriores a ellas, siendo relativamente frecuente ver a caballeros ingleses vistiendo el traje de su padre o incluso de su abuelo.
Robert Gieve
Para el británico el traje es de color oscuro, principalmente en sus diversas tonalidades de azules y grises. Si se tratase de un traje de raya diplomática, ésta siempre será fina y nunca llamativa. El caballero italiano arriesga más en la elección de los colores y en el dibujo del tejido siendo muy habitual, sobre todo en los últimos tiempos, rayas diplomáticas muy anchas y cuyo color sobresale visiblemente del color predominante.
Esta diferencia aplica también a la hora de la elección del tono de la camisa y de la corbata. Nuevamente el italiano es mucho más generoso en el uso de los mismos.
Un inglés se siente seguro vistiendo una camisa azul clara y una corbata azul oscura y no busca correr riesgos innecesarios.
El gentleman inglés puede llegar a ser tan discreto que de la sensación de ser aburrido y uniformado. El caballero italiano es mucho más individualista, pasa más horas frente a su armario pensando diversas combinaciones y no le preocupa correr riesgo por innovar o, llegado el caso, no le importa incluso equivocarse. Si nos cruzáramos por la calle con el típico caballero inglés y tuviéramos que recordar pasados dos días su atuendo, seguramente nos costaría trabajo al ser todo éste muy discreto. Sin embargo, la imagen del inconfundible caballero italiano con el que nos cruzamos hace ya varios días permanecerá en nuestro subconsciente incluso pasadas varias semanas.
Como hemos ya apuntado, el caballero inglés tiene muy claro lo que está bien y lo que no y le cuesta salirse de esas pautas. Su máxima preocupación siempre será el corte del traje. Por muy elegante que sea el traje que tiene en su armario si éste no tiene el corte perfecto para su figura nunca lo vestirá. La marca siempre es secundaria, pero por supuesto se da por hecho que ha salido por la puerta de alguna sastrería de Savile Row.
La segunda gran diferencia es la referente al talle de las prendas. El caballero italiano viste de forma excesivamente entallada. Da la sensación de que ha sido él quien ha entrado en la ropa; mientras que en el caso del gentleman inglés es la ropa quien debe entrar en él y no viceversa.
Hay caballeros italianos que parece que han comprado su traje en las rebajas de febrero y se han visto obligados a quedarse uno que es de una o dos tallas menor a la que verdaderamente le debería corresponder. Esto se observa tanto en el largo de los faldones de la chaqueta como en el de las mangas. De ahí que sea frecuente que al cerrarse la chaqueta se aprecie la famosa “X“ que nunca se verá a la chaqueta del caballero inglés.
La chaqueta del gentleman inglés preferirá faldones largos y sueltos sobre las caderas. El efecto de una chaqueta inglesa es bastante similar a la de un reloj de arena.
Esta misma pauta se observa en los pantalones. Al caballero inglés siempre le descansará sobre el zapato de forma generosa, mientras que el caballero italiano lo prefiere sensiblemente más corto. El ancho del pantalón también difiere. El gentleman inglés preferirá un ancho a la altura del zapato cercano a los 24cm mientras el italiano optará por 21cm o incluso menos. Igualmente el talle inglés es más alto que el italiano.
Aunque ahora los estilosos italianos también prefieren los tirantes para sujetar sus pantalones, en la indumentaria formal inglesa son un must.
Una diferencia que hoy en día sigue muy vigente es la que hace referencia a la vuelta en el pantalón. El gentleman inglés sigue prefiriendo, como preferían su padre y su abuelo, el pantalón sin vuelta. En cambio, el caballero italiano se decanta normalmente por la vuelta.
A parte de estas diferencias básicas podemos encontrar otras que en menor medida hacen que todavía hoy podamos hablar de dos estilos diferenciados.
El caballero italiano viste de forma más casual, más alegre, más relajada, más actual e incluso a veces más “desenfrenada”.
Para el gentleman inglés, lo actual no tiene por que diferir con lo que se consideraba actual en los años 50. Si observamos los trajes del Príncipe Carlos en su juventud o del mismo Sean Connery en su papel de James Bond podríamos afirmar que efectivamente siguen siendo hoy totalmente vestibles. Qué duda cabe que muchos nietos de los actuales caballeros italianos soltarán alguna sonrisa cuando vean las fotos de su abuelo en algún retrato de familia.
En los complementos también se aprecian diferencias. Aunque como pasa hoy con los tirantes, el stile italiano se decanta también por los gemelos. No obstante esto no siempre ha sido así en el país mediterráneo. Hasta hace relativamente bien poco, el caballero italiano ha preferido el puño de botones. Para el gentleman inglés sólo cabe la opción de las camisas de puño doble.
El pañuelo en la chaqueta es obligatorio en ambos casos. No obstante, difiere la forma de mostrarlo. El inglés nuevamente es más conservador; el italiano lo puede llegar a hacer el protagonista de su indumentaria o bien por la llamativa forma de exhibirlo o incluso por el gran porcentaje de él que puede llegar a mostrar.
La flor en el ojal de la chaqueta sigue siendo propiedad del caballero más británico.
Los tejidos usados por los sastres italianos suelen ser más finos y menos pesados que los británicos; algo por otro lado explicable si observamos las temperaturas de ambos países.
En los zapatos también encontramos claras diferencias. La horma del zapato inglés es más ancha, su puntera más redondeada. Suelen ser zapatos duros y pueden dar la sensación de ser a veces incluso algo bastos. Los zapatos italianos son más estilizados, con líneas más finas, de diseño refinado y dan la sensación final de ser más ligeros.
Hormas británicas frente a italinas
Según pasen los años veremos qué rumbo adoptan ambas corrientes aunque todo parece indicar que terminarán fusionándose y será entonces muy difícil seguir hablando del British Stile y del Stile Italinao como todavía hoy podemos hacer.
Si bien yo me sigo decantando por el estilo británico, seguramente la correcta mezcla de la elegancia británica y el estilo italiano sea la fórmula que mejores resultados pueda aportarnos.